Nos escribe Loba memorable, con el
vínculo de las musas que se alejaron del agua del Hades, para que el río corra
y nutra a quienes prefieren la invisibilidad del amor y la esperanza.
Incrédulos, tranquilos, analíticos, hoy
cansados, en la mesa unos ojos me observan. Tal vez absortos en la cotidianidad
de lo urgente, de lo inútil, sin notar lo que ansío, lo que ansían otros.
Llenos de la riqueza que solo se
obtiene en el camino de los años, han visto medio siglo de alegrías, sorpresas
y tristezas.
Ayer, su sonrisa era amplia y
generosa. Hoy, más esquiva, se me antoja
libre. Esconde un ser maravilloso capaz
de respirar indiferencia, quizá porque marcado por su nombre, busca la soledad
y la solemnidad.
Su cabeza es una telaraña de
pensamientos, tejidos con hilos del color del miedo, de la dureza de la experiencia,
pero con la fragilidad de la incertidumbre. En todo caso entraña pensamientos
encontrados, incoherentes, absurdos; porque dificultan la salida de otros, que
se las arreglan para sortear esos obstáculos y algunas veces ganan la lucha…puede
ser simplemente feliz sin pensar en nada más.
En la fugacidad de su tranquilidad
perseverante y traviesa, en el poderío de sus letras, expresa al fin su verdadero
reconocimiento: “Cuando me permites no existir, te
amo más”.
Sus pensamientos se rinden ante la
magia y todo es rosa, o de colores, de los más brillantes y la música es
perfecta, es cómplice, y aún si hiciese calor, solo es maravilloso, porque son
esos instantes los que inyectan la energía necesaria para que cuando la
telaraña se espese, no olvide la magia que yace en la fortuna de una memoria
inservible.
De repente, esquivos y distantes, esos
ojos vuelven. No pueden recordar, pero yo sí, y nada más importa. En algún momento me mirarán traviesos y sabré
qué pensamientos alegres y furtivos han ganado la batalla. Entonces estaré y no habrá nadie más….
Mientras regresan, acudo a mi
prodigiosa memoria, para que no me deje olvidar lo importante: así lo quiero, inspirador;
un despertador a la vida; un soñador que me dejó descubrir y disfrutar mi transformación;
una marca que despertó el impulso de la gente a escribir poemas, a pintar, a
cantar.
Una memoria inservible me hizo querer
ser mejor, porque soy mejor, porque aunque haya vida después del amor, prefiero
la vida con amor … en resumen, porque me hace muy afortunada, que Él recuerde
cada vez menos.
...justo por ello el hombre de gorra espera observando el horizonte inclinado,por que tiene la certeza que tarde que temprano al menos un bote volverá al agua ,por que allí
ResponderBorrarEs donde pertenece.
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