Para una loba que puede mirar las aguas claras;
lanzarse con la certeza de salir a flote.
Cuando llegó al tope y cargó todo
sobre sus hombros, camufló las palabras porque quiso replantear su camino.
Creyó que finalmente la vida era un
juego donde los disfraces y las falsas expectativas son el pan de cada
día.
Antes de entrar al trance, desdibujó
la creación en milésimas de segundos y se atrevió a mirar más allá de esa
supuesta estabilidad mental y emocional.
El trance y el camuflaje…uno después
del otro. Confusión, desasosiego y hasta una dimensión desconocida. Quiso abandonar, extraviar el camino labrado en el recorrido de
esa creación superficial.
Como fiel compañera, su esencia la
rescató. Le pidió a gritos que sacara
las garras, sin nada de metáforas, en blanco y negro para volver a empezar. Entendió
que la vida no es borrón y cuenta nueva; hay cosas que siempre se quedan y no
pueden opacarse.
Con una demanda de nuevas convicciones,
le trajo aliados. Seres de luz que le recuerdan con palabras o silencios,
desconcertantes pero significativos, que aún si cae habrá salida, porque en
este momento de verdad tiene la fuerza justa para replantear el camino.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario