jueves, 31 de julio de 2014

Ser o parecer

               

Primeras letras de quien puede hacer universal su sentir, y apenas inicia su ruta para visibilizar lo que para los demás sigue siendo tan normal.



Camila es una excelente diseñadora. Siempre ha tenido un gusto exquisito. Hace poco terminó su carrera en diseño y está dedicada a hacer repostería, arte que aprendió por sus propios medios. No solo cocina muy bien sino que decora excelente. En estos días quiso abrir una cuenta en Instagram para publicitar sus pasteles y, oh sorpresa, no sabía cómo llamarla. Haciendo uso de todas sus habilidades creativas, empezó a hacer la lista de posibles nombres. Había pensado en muchas opciones muy curiosas y que llamarían la atención.

Pero había un detalle. ¿Cuál es el público objetivo de ese tipo de repostería? Por la calidad de sus ingredientes y su producción artística, los pasteles están dirigidos a personas con un poder adquisitivo alto. Mejor dicho, no tienen un pelo de baratos. No quedó más remedio que romper la lista y tirarla a la basura. A continuación, se puso en la tarea de buscar nombres en otro idioma. Empezó por su segunda lengua: el inglés. La lista fue prominente, se imaginó a sí misma en el curubito de la repostería mundial. Pero se acordó que era el francés el que llevaba las banderas de la elegancia y lo sofisticado. En Colombia idolatramos lo europeo —sobre todo lo francés—, así no entendamos su idioma, ni su historia, ni su cultura. La mayoría tan solo tenemos la típica foto con la torre Eiffel detrás.

Con sometido estoicismo,  Camila tuvo que romper la lista en inglés y tirarla a la basura. Con ayuda de un diccionario Francés-Español escogió un nombre. Los pasteles de Camila evocan la catedral de Notre-Dame, La Ópera Garnier , el museo de Louvre, la música de Edith Piaf, la Sorbonne, los Campos Elíseos y demás maravillas parisinas. La verdad es que la repostería de Camila no tiene mucho de francesa, pero todos sabemos que lo importante no es ser sino parecer. Lo postizo y lo superficial está por encima de lo genuino.

Esa es la realidad de la sociedad contemporánea y a Camila no le quedó más remedio que acomodarse. Como nos toca acomodarnos a todos. Por eso esperamos ir a hacer un posgrado en el exterior. Así sepamos que allá no sea necesariamente mejor que acá. Pero mostrar un diploma extranjero en una entrevista de trabajo parece ser muy encantador. El culto por lo extranjero es evidente en los colombianos, no hemos logrado, todavía, deshacernos del famoso complejo de Bochica. 

“Comportarse genuinamente no es cosa fácil, a juzgar por la cantidad de personas fascinadas por las apariencias”, decía Carlos E. Climent, psiquiatra y docente universidad del Valle.

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