Nos escribe una loba que amará aún más el presente, porque en adelante no se perderá en fallidos intentos. Envolvió la incertidumbre en una botella que navegará bien adentro de los miedos que ya se llevó.
Esto es el presente. Tal vez el verano, el maravilloso ventarrón que cruza los
árboles y entra por la ventana y que parece devolvernos las posibilidades. A lo mejor los poderosos rayos del sol
imponente de julio que se erige sobre el más puro azul del cielo…tal vez nada,
tal vez todo.
Hoy fuimos sólo hoy.
Trascender las preguntas y la incertidumbre para vivir y disfrutar.
Lo hicimos en una comodidad tan natural. Tasamos en la justa medida, las palabras que
sin pensar se desbordan.
“Entonces este es el presente” dijiste con la más linda
sonrisa que he visto en mi vida, así de simple, así de real: este es el
presente, el mismo del que no pienso volver a salir. Me he instalado en él y él
te recibiré cuando quieras visitarme, cuando quieras encontrarme.
Aquí he descubierto la magia de un día. Aquí me asombro y disfruto los detalles que
me rodean. Tengo además un espacio
enorme que puedo compartir contigo, en el que habita la bicicleta de mis
recuerdos felices, sin que quiera ya subir en ella.
Está parqueada junto al estante donde he puesto mis planes,
proyectos y sueños, muy a la vista, para que no se me olvide que sólo dependen
de lo que hago hoy.
Infinitamente feliz fue mi hoy, nuestro hoy … sólo eso
basta.
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