sábado, 26 de julio de 2014

Realidad despeinada



Esta loba se llama Simona.  Los demás creen que necesita despeinarse, pero no saben que en su piel resbalan los estereotipos que la van llevando por una ruta en la que sus mejores armas son las sonrisas y las letras. Ya eso es suficiente.



Yo diría que el amor es entregarse plenamente, dejar a un lado aquellos estereotipos de ser físicamente lindos, armónicos, atléticos o fitness; las exigencias que nos impone día a día  la sociedad que alcanza una supuesta felicidad.

A pesar de los muchos sermones que reciba por pertenecer al selecto club de los bellos, y mis esfuerzos en vano por sumergirme en alguna de estas locas tendencias, mi corazón alberga la satisfacción de poder compartir mi vida con alguien que vive mis sueños y anhelos como propios; alguien a quien le puedo confiar mis secretos, mis dudas, mis preocupaciones; que me acompaña en todo momento…alguien con quien me entiendo tan bien en todos los aspectos.

Eso incluye también  la intimidad; ahí donde a él poco o nada le importa qué tan gorda despelucada, desarreglada o desmaquillada esté.  A la hora de hacer el amor, la lujuria es dueña de su cuerpo y sus emociones, y las sábanas que envuelven nuestras pasiones son testigos de los besos que se desbordan intensamente.  Podría decir que falta cuero para que las caricias sigan la ruta erótica que las conduce al clímax, aunque no es necesario entrar en detalles,  pues solo quien ha vivido un sexo loco impregnado de amor sincero  puede entender el impacto de semejante suceso.

No desconozco la importancia de ser “bella” por salud o bienestar, pero amo el hecho de que me amen, por sobre todos las cosas y sobre todas las situaciones.

Para mí el amor es más que una apariencia, más que un físico, más que un estándar impuesto.  Mi idea del amor es y seguirá siendo aquella de entregarse sin reparos de más o de menos… pues solo el amor me brinda la verdadera felicidad.

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