Para una mujer que apenas despierta. Que ve a lo lejos, el regreso del alma perdida; la química secreta de sus próximos encuentros.*
Estaba enamorada de un recuerdo. Descubrió que era adicta a su olor, a sus ojos, a la delicadeza de los dedos que sin piedad la recorrían hasta rendirla.
De la imagen de un huracán silencioso que dejó a su paso las huellas del amor que nunca fue.
Su piel aún transpiraba el placer de las últimas cinco noches en aquel sillón rojo, testigo silencioso del amor a destiempo, secreto, puro y lujurioso que no se confesaron con palabras.
Y qué importaban las palabras! Sobraban, estaban de más! Bastaba con cruzar sus almas juguetonas, ávidas de aventura, para que confesaran y danzaran al ritmo de las notas celestiales, el silencioso "te he estado esperando, no sé desde cuándo, pero te he estado esperando".
Retozaron. Una y otra vez en el sillón rojo, sin pudor, dispuestos a dejarlo todo, abandonados a la certeza de un doloroso adiós, estuvieron seguros de que sus almas nunca más podrían separarse.
* Pintura de Juan Naranjo Torres.
* Pintura de Juan Naranjo Torres.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario