Nos escribe MISS LUNA...la dama de las carcajadas y los sabores dulces. Un ser lleno de futuro, a la que nada la amilana, porque sabe que la cocina feliz,
como el amor, tiene mucho de mito.
Los tomates
tienen para ella el mismo efecto que las cebollas.
El cuchillo parte los gránulos de recuerdos
que necesita evaporar.
El tinte
rojo se cuela al final del traslado, como recordándole que aún en ebullición,
tambalea su memoria.
Necesita
llorar, decir adiós a una brigada de sueños rotos, compañeros de un primer día en
el que las señales le decían, puede que sea mejor evitarlo.
Los cortes
de los vegetales entran a su vida, bajo la lupa de las imágenes que los demás
tenemos sobre los dos.
Ella,
carcajada viva del destino.
Él, miedo
inconcluso del futuro.
Acaso
una noche de luna, de claves con sabor
de regreso, de música potenciadora de lágrimas, de tardes con amigas y rosas
rojas que escuchan sus lamentos, pueden ayudarle a entender su condena?
Tiene piel
de tomate, cáscara maleable del agua caliente de la insatisfacción, y a la vez,
secreto de una receta indeleble, que ya la vistió de un poder exquisito que
jamás la devolverá a situaciones de dolor.
Ella es
única…como el color de todas las sensaciones aprendidas, por quien amalgamado
en sus caprichos, no se atrevió más a probar esa dulce sazón en distintas y
suculentas formas, que alguna vez ella le enseñó a armar y cocinar para AMAR.
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