miércoles, 24 de septiembre de 2014

El mundo es ancho pero cercano



Tras su aparición, la dejó pensando qué tan ancho y cercano, qué tan ancho y ajeno podría ser su mundo.

Se atrevió a decirle nuestro, sin ningún afán de autosuficiencia o control.  Se lo dijo porque supo que en sus imaginarios, valoraría que el paso del tiempo no la dejara ver como una mujer absurda o equivocada.

Las imágenes recorrieron otra vez los adjetivos que se quedaron a medio camino. Era su profesor y esa ya era una barrera para decirle abiertamente que con los años  la vería valiente.

Muy por el contrario, ella supo desde el primer encuentro, que él viajaría a conocer África, que articularía sus investigaciones a nuevos territorios, que jugaría más partidas de ajedrez en torneos internacionales y que en cada viaje, visitaría una nueva librería para comprar libros recomendados sobre el tema.

Que se verían en Cuba o en Moscú, intermitentemente, porque el mundo no era ancho y ajeno, y porque al calor de un buen trago tendrían que discutir la idea de que el tiempo del amor es efímero, pero el de los afectos, eterno.

En el recorrido de esos caminos pasados, de los absurdos espacios del presente, la agónica sensación del abandono, la añoranza de un  húmedo, intenso y volátil  amor de oficina…solos contra el mundo, mucho más que los seres humanos resilientes del desgano.

De nuevo, la virtualidad, y la pregunta eterna de la vida, sobre por qué su tiempo es tan corto…por qué dos horas de nuevas cercanías no fueron nada, o pueden ser mucho para el placer de saber otra vez de los dos.

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