domingo, 30 de noviembre de 2014

Mi última pregunta al amor


la maga2

Cata-Luna

Primera cuestión.  Me preguntas si eso lo escribí yo.  No, no lo escribí yo, pero parece hecho para ti.

Segunda cuestión.  Es cierto que escribo?.  A veces me permito locas ideas que cruzan mi cabeza.  Tomarme en serio la vida, acomodarme a esa barca que se llama escritura.  Salir a pasear por mis ríos sin orillas esperando que de una u otra manera, quizás, por fin, encuentren el puerto de los ojos que soñaron desnudarlos.

Tercera cuestión.  Escribo bien? Quién lo sabe? Quién puede decir sí?.  En el reparto de las simples musas mortales, ni Pizarnick, ni Benedetti, ni Cortázar y menos Yourcenar o Neruda (te he dicho que mi favorito es Benedetti?. Creo que toca el dolor y la belleza con la misma realidad y aun así sonríes.  O que Yourcenar toma cien hojas y las convierte en una parte de la historia, tal vez más real que la real?  Y qué me dices de Pizarnick que sabe descuartizar un momento para volver a crearlo como una obra de arte? No? No te lo había dicho, claro.  Tantas cosas que no tienes por qué saber…) Una simple mortal a la que la inspiración le llega cuando en una noche loca el mundo se duerme y solo quedan dos en la burbuja del aquí y el ahora.

Hablando en franco castellano, solo escribo cuando algo o alguien traspasa mi coraza cotidiana.  Sin abandonar la tercera cuestión, entonces te diría que sí, q escribo y que puedo escribir bien solo cuando la inspiración es real.

Hay una cuarta pregunta?. Claro que sí.  Hay una cuarta pero no por ello menos importante: te he escrito?

Al llegar a este punto del camino, me encuentro, y cómo sigo?.  Qué escribo que no sea una locura? Acaso no tengo ya una realidad acomodada? Acaso no están dispuestas las cartas en la mesa? Qué culpa tengo de cuestionarme y embriagarme por el deseo de tocar a alguien encantador pero de mentiras, como las chicas de la televisión.  Abrumador por la forma de hablar sin palabras, con esa chispa de brillo que le baila en las pupilas, con esa cuidadosa habilidad casi estudiada pero inocente de inspirar ternura, a pesar de la sensatez con la que puedo mirarlo.

Se me va la cabeza, el alma y el cuerpo en pensar y repensar qué pasó.  Cuándo se me olvidó el mundo por tu presencia y me convirtió en una especie de loca e inmadura colegiala inconsciente.
Igual fue bello.  Permitirme desaparecer en  instantes, sin desligar los recuerdos de un par de ojos inquisidores que me llevan a la misma cuestión a destiempo.  No lo sabías? No?…claro… tantas cosas que no tienes por qué saber…

Que mis sentidos se embotan con el recuerdo de un algodón de azúcar, que sumergirme en rayuela me ayudaría a descuadernar mi propio orden.  Que La Maga y Oliveira no sean como son, que el club de la serpiente no se muerda la cola o que el jazz no suene a tristeza.  Eso ya lo tenías presente.  Mi primera piedra cayó en el purgatorio y rayuela se fue a la mier…a.

Estoy por creer que no hay respuestas. Solo es una puerta de otra vida que de repente se abre.  Una realidad alterna que me quiso mostrar que hay seres eternos, evocaciones imperecederas que están sin estar pero viven tras el aroma de una misma piel.  Un tiempo entre espacio y realidad que me lleva a temblar  por dentro por este afán a destiempo, por esta felicidad inconclusa que en cualquier descuido de mi cordura hace bailar una sonrisa entre el alma y la mejilla.

Hay alguna última cuestión? Solo decir que nunca los diálogos a besos pudieron ser mejor, que nunca me había infartado en un segundo, que liberaste carcajadas de un torreón y que vivir que se acabaran los cigarrillos nunca pudo ser más encantador.

Que no tener futuro puede ser más inspirador que la certeza de algún

 Infarto

Tu pie de repente
junto al mío
y mi corazón
sorprendido

 El adiós se vistió de lentejuelas. Nos espera en algún próximo día por venir, en abrazo de alguna noche por pasar, en el adiós que no sabe que el olvido no va a la fiesta.

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