lunes, 10 de noviembre de 2014

Corazón de papel




Irina Juliao Rossi

Quisiera tener el corazón de papel para tachar con colores las miradas extraviadas, los te amos escondidos, escritos en versos, untados de rosa.

Un corazón de papel para arrugarlo si persistes en irte con salvaje silencio, en las noches donde las mariposas salen a volar perseguidas por el viento celoso de tenerte.

De papel liso, un corazón sedoso que pueda jugar entre mis manos, que se deje untar de caricias, de duendes que jueguen por sus orillas, haciendo escalas, escondiéndose de ti, de mí, entre fuegos que ardan, se apaguen y vuelvan a encenderse.

Tapizado de sílabas que sólo hablen de ti, de la partida que prometes hace tiempo en cada mirada, en las palabras que se conjugan en tu lengua y en las manos que no dejan de tentar los adioses esperados.

Pálido, casi ciego de tanto verte.  Así, un corazón orgásmico, que ría cuando bailas sobre el piso, emergiendo de diminutos silencios, en la oscuridad que se hace ciega de tanto poseerte.

Un corazón cómplice de mis escenas, de los retratos que pinto con tintas festivas, rayones que se estiran en colorido, dejando leer sobre el tapiz el nombre que me ciega la vida.

Un corazón que se deje doblar, encarcelado en una maleta, que vaya solo, que me acompañe cuando quiera amarte o que calle cuando silencio su propio sonido para desistir del amor que se acerca a la ausencia, al arrullo que bailan en nuestros cuerpos. Así quiero un corazón!

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